Desde niña, el arte me ofreció la posibilidad de adentrarme en ese mundo mágico y de colores a través del cual puedo desbordar y manifestar mi interior. Tanto la pintura como la escultura han sido herramientas para plasmar mis emociones, sensaciones y deseos, para hablar de mi amor por la vida. Al trabajar en una obra soy parte de la creación, me transformo en los elementos y la materia que dan vida a mi ser.
Deseo manifestar mi alma, y un camino noble para hacerlo es guiando a los niños por el mundo del arte. Exploro con ellos esa forma de mirar que les es tan natural, ese modo de expresar su sensibilidad, siempre de manera sorpresiva.
En mi obra el individuo se presenta desnudo. Hombre y mujer, despojados y expuestos uno frente al otro, se desgarran pero también aman y se apasionan.
Tanto en mi obra figurativa como abstracta busco que el espectador sea consciente de sus sentimientos y emociones; que complemente la obra con su mirada, que resignifique el lienzo e imprima su voz en ese diálogo entre la experiencia creadora y la experiencia receptiva. Lo importante es mover las fibras más íntimas del ser para reconstruir la trama de lo que observa, participando así del acto creador.
Crear desde la sensibilidad y comunicar eso nuevo que nace es esencial en mi trabajo como artista. En mi pintura me identifica el color, su vibración y energía que habla de una mujer que vive y ama.
Dolores Arena Macías