El trabajo creativo de este joven artista, enmarcado inicialmente dentro de la nueva figuración, ha derivado hacia un impresionismo cada vez más abstracto, con cierta alusión al lenguaje pop art en el uso del color y la integración de ciertos iconos populares.
Con un estilo absolutamente personal, de la generosa pintura con la que crea sobre las telas, emergen personajes desenfocados, integrados en un movimiento de continuo zig-zag o centrífugo. Ello crea un juego óptico, donde por momentos podemos focalizar el personaje, o como el título de la exposición indica, que éste se vuelva invisible para que la abstracción predomine en la composición y pase a un primer plano en nuestra visión.
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