Sofía Papadopulos

Las obras de Sofía Papadopulos están iluminadas por matices vibrantes,
espirituales y etéreos. Sinfonías cromáticas, sin duda, resuenan por sus telas.
En ellas apreciamos encendidos blancos y dorados contrastados con torrentes
negros, grises, azules y verdes. Si observamos con detenimiento, cada tono
nos revela un mensaje específico de transformación. De tal manera, con trazo
ágil y dinámico, la artista pinta la fuerza y el carácter del amor, así como el
devenir de la resiliencia. De igual modo aborda estados de la consciencia como
el perdón y la reconciliación.
Sofía retrata la capacidad humana de cambio y evolución. Sin duda, su arte es
renovador y llama la atención que plasma, a gran velocidad, un lenguaje
pictórico que le habla paulatinamente al alma. Eso lo hace por medio de
disposiciones diagonales en las que los colores resplandecen y brillan
envolviendo así, todo el espacio a su alrededor. Éstos se mezclan poco entre
sí porque la pintora deja testimonio, con ayuda de espátulas, brochas, pinceles
y demás, de las marcas que los conforman. Tal cual el eco de sus palabras en
nuestra mente.
Por otro lado, la cualidad de lo meramente femenino está presente en sus
creaciones, ésta se metaforiza en la fragilidad de las hojas otoñales que
imprimen su esencia sobre el lienzo. Para la autora, la mujer representa tanto
la ternura y la dulzura como el valor, el coraje y la valentía. Incluso, en sus
composiciones abstractas queda manifiesta la belleza desde sus múltiples
expresiones, tales como figuras, texturas y formas, hasta variadas técnicas
como acrílico, pigmentos, óleo o acuarela… a veces en áureas, bronceadas y
cobrizas atmósferas, otras en fondos marinos y claros y en ocasiones en
oscuras sombras o coloridos entramados. Por lo tanto, su propuesta artística
se basa en lo reluciente del alma humana, en la armonía de las tonalidades y
en la exploración estética de la feminidad.
Adriana Cantoral

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