Añes Druenne

Nació en Bélgica, el 18 de mayo 1963. Estudió Artes Plásticas y Turismo en Bruselas. A partir de 1985
viaja y trabaja en varios países, es guía turística en México, Guatemala y Tailandia y llega a Cd Victoria,
Tamaulipas, donde radica desde 1992.
“Pintora del drama humano”, Añes pinta rostros de personas de edad avanzada. Cargadas de historias,
miran hacia otros tiempos, hacia lo ya vivido, en lo profundo de sí mismas, a través del velo de su
historia. Misterio, emoción, profundidad, intensidad en su dulzura… Miradas inquisitivas que llegan al
alma.
Ser, simplemente ser, recibir la vida, sentir la luz, entregarse a la vida.
Encontrados en la majestuosidad de la naturaleza, Añes pinta árboles que, como catedrales vivas, se
elevan hacia el cielo. Su verticalidad nos envuelve, nos jala hacia lo alto, recordándonos que somos
raíces y también aspiración. En su grandeza, el árbol nos revela que la esencia del ser no se agota en el
presente: se expande en lo profundo de la tierra y se proyecta hacia lo infinito. Flores imponentes, sus
girasoles están en su apogeo. Y, ya marchita, la flor da su esencia en la cima de su vida, baila, vibra al
sol, es libre, sus galas ondean al viento, canta a la vida.
La espiral del caracol es una de las imágenes más antiguas y sagradas que el ojo humano haya
contemplado. No avanza en línea recta ni retorna sobre sí misma sin fin; es un movimiento intermedio,
una danza entre lo que fue y lo que será. En su curva silenciosa habita un misterio: el del crecimiento
que no olvida su origen.